RUTAS MONTAÑA : 2016 Mar. VALDECEBOLLAS

SITUACION: Palencia - Brañosera
ALTITUD: Valdecebolas 2.143 m. - Cueto Mañín 2.122 m
DESNIVEL: + 1.250 m.
DISTANCIA: 21 Km.
RECORRIDO: Parking - Refugio Golobar - Valdecebollas - Cueto Mañín - Parking
TIPO DE RUTA: Circular en parte

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DESCRIPCION

Ruta exigente fisicamente, larga, pero sin complicaciones técnicas a excepción de alguna pequeña pala helada que requería crampones.

Tras pasar el pueblo de Brañosera (primer ayuntamiento de España) , se sube hacia el refugio del Golobar (abanonado), al cual no se puede acceder debido a la nieve que ha cortado la carretera.

Debido a ello hay que aparcar en una explanada a unos 3 km. antes del refugio.

Una vez de llegar al refugio, hay huella marcada y la nieve está en condiciones óptimas, lo justo para no hundirse ni tampoco resbalar, así que las raquetas no son necesarias.

La subida hasta el Valdecebollas no tiene ninguna complicación y el desnivel se va salvando comodamente, además sólo se divisa a un montañero, con lo que la tranquilidad está garantizada.

Antes de la cumbre está el collado del Sestil, que tiene unas vistas privilegiadas a Picos de Europa, y techos de la montaña palentina: Espigüete y Curavacas.

A la cumbre queda un corto trecho, y una vez allí, unos minutos de charla con el compañero que resultó ser vasco, felicitándonos del estupendo día que nos había salido, y que además de la temperatura agradable, tuvieramos total ausencia de viento, algo poco común en la zona.

Tras las fotos de rigor, y como el día promete, decido acercarme hasta el Cueto Mañín, que alarga bastante la ruta pero la calidad de la nieve, y el día que hace lo están pidiendo a gritos.

Bajando del Valdecebollas, observo a dos grupos haciendo escalada en hielo en la cara sombría del monte, muy propicia para las cascadas de hielo.

La subida al Cueto Mañín se hace larga pero una vez arriba merece la pena. La tranquilidad es total y sigue sin aparecer el viento. Esta cumbre está justo encima de Brañavieja, preámbulo de la estación de esquí de Alto Campoo.

Toca volver variando un poco la ruta para no repetir, aunque esta vez si se echan de menos las raquetas una vez pasado el refugio del Golobar, cuando las piernas se hunden en ocasiones hasta la rodilla.

En el parking, ya no hay tranquilidad, la marabunta de padres-niños-trineos-gritos lo invade todo y lo mejor escapar a buscar un avituallamiento a la altura del esfuerzo realizado y que en la zona no es difícil de encontrar.